Éste artículo sobre el paso del tiempo por la Alhambra me pareció muy interesante al verlo en un blog de un experto en Granada, por ello le pedí permiso para utilizar alguno de sus artículos, y éste es uno de ellos. El experto del que hablo es Bruno Alcazar lo cual recomiendo que visitéis su blog si estáis interesados en esta ciudad.
Foto obtenida en la página web www.arteguias.com
La Alhambra de Granada atesora, en sus siglos de existencia, una historia interior que la convierten en testigo privilegiado y protagonista de la historia de la ciudad de Granada, la antigua capital del Reino Nazarí de Granada.
Desde las primeras referencias de edificaciones en la colina de la Sabika hasta la actualidad han transcurrido varias épocas distintas, desde el esplendor de la corte nazarí a la entrada de los Reyes Católicos y la construcción del Palacio de Carlos V o los sueños románticos de escritores como Ieronimus Münzer, Washington Irving, Alejandro Dumas, Theophile Gautier, entre otros viajeros ilustres, son sólo algunos hitos en la vida interior de un conjunto monumental de proyección internacional.
Siglos IX- XII
Los árabes respetaron las ciudades y vías romanas ampliándolas y añadiéndole nuevas fundaciones. En el siglo IX existen noticias de construcciones en la colina de la Sabika, donde posteriormente se levantará la Alhambra, aunque se cree que ya en época romana e incluso antes debió de haber alguna edificación.
Tras la guerra civil que sucedió al Califato de Córdoba (1031), la capital de la hasta entonces provincia granadina se trasladó de Elvira a Granada, con el Reino de Taifa granadino de los Ziríes. Éstos establecieron su corte en la Alcazaba Cadima o Vieja, situada en el barrio del Albaicín.
A sus faldas existía un núcleo de población importante, fundamentalmente judía, en torno al cual se produjo el desarrollo de la ciudad de Granada. El primer ministro Samuel ibn Nagrella reconstruyó las abandonadas edificaciones de la colina de la Sabika e instaló en ella su palacio.
En el siglo XII, las sucesivas oleadas de almorávides y almohades ocasionaron en Granada diversas luchas que tenían como escenario la Alcazaba del Albaicín y las construcciones que existían en la colina de la Sabika, sirviendo ésta de refugio unas veces a los partidarios locales andalusíes y otras a los invasores norte africanos.
Siglos XIII-XV
Al-Ahmar, el Señor de Arjona y fundador de la dinastía nazarí, se instaló en 1238 en la antigua alcazaba del Albaicín, llamándole la atención las ruinas de la colina de la Alhambra. Decidió así iniciar su reconstrucción e instalar en ella la sede de la corte, comenzando la edificación de la Alhambra que hoy se conoce.
La Alhambra fue palacio, ciudadela y fortaleza, residencia de los sultanes nazaríes y de los altos funcionarios, servidores de la corte y de soldados de élite. Alcanzó su esplendor en la segunda mitad del siglo XIV, coincidiendo con los sultanatos de Yusuf I (1333-1354) y el segundo reinado de Muhammad V (1362-1391).
Granada, capital del reino nazarí, fue recibiendo paulatinamente poblaciones musulmanas a causa del avance de la conquista cristiana. La ciudad iba creciendo, modificándose, creando nuevos barrios y ampliando las cercas y murallas prácticamente hasta su conquista a finales del siglo XV.
Granada, capital del reino nazarí, fue recibiendo paulatinamente poblaciones musulmanas a causa del avance de la conquista cristiana. La ciudad iba creciendo, modificándose, creando nuevos barrios y ampliando las cercas y murallas prácticamente hasta su conquista a finales del siglo XV.
Siglos XVI-XVIII
Después de 1492, la Alhambra quedó establecida como Casa Real con jurisdicción exenta a cargo del Conde de Tendilla. Los Reyes Católicos ordenaron intensas reparaciones, sirviéndose en gran medida de artesanos moriscos.
El emperador Carlos V decidió, en 1526, la construcción del palacio que lleva su nombre, junto a otras construcciones muy significativas de gusto renacentista romano. La Casa de Austria continuó desde Felipe II (1556-1598) y sus sucesores a cargo de la conservación de la Alhambra, admirada por humanistas y artistas como Andrea Navaggiero (1524), embajador de Venecia en la Corte de Carlos V.
En las primeras décadas del siglo XVIII, Felipe V (1700-1746) desposeyó de la alcaldía al Marqués de Mondéjar, heredero del Conde de Tendilla, lo que abrió una etapa de abandono prácticamente hasta el reinado de Carlos IV (1788-1808).
Del siglo XIX a la actualidad
La ocupación napoleónica supuso un episodio negativo para la Alhambra, por la voladura producida en 1812, al retirarse el ejército francés. Sólo el arrojo de un soldado español pudo evitar casi su total destrucción.
A una etapa de reivindicaciones acerca del estado del monumento, secundadas activamente por Washington Irving (1783-1859), se sumó un creciente interés de la sociedad por los jardines de la Alhambra y el orientalismo que evoca en el imaginario romántico, muy bien reflejado en las artes plásticas del momento.
Con la revolución de 1868, la Alhambra quedó desligada de la Corona y pasó al dominio del Estado, declarándose en 1870 como 'monumento nacional'.
Con la revolución de 1868, la Alhambra quedó desligada de la Corona y pasó al dominio del Estado, declarándose en 1870 como 'monumento nacional'.
Con la entrada del siglo XX el cuidado de la Alhambra se confió a una comisión (1905), sustituida en 1913 por un patronato que en 1915 pasó a depender de la Dirección General de Bellas Artes. En 1944 se creó un nuevo patronato, que se mantuvo hasta el traspaso a la Comunidad Autónoma de Andalucía de las funciones y servicios del Estado en materia de cultura.
Asimismo en la Convención de la UNESCO, celebrada en Buenos Aires entre el 29 de octubre y el 2 de noviembre de 1984, el Comité del Patrimonio Mundial procedió a inscribir oficialmente en su lista a la Alhambra y el Generalife de Granada, una declaración de la que se cumple en 2009 su 25 aniversario.
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